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Terrores nocturnos y pesadillas en la infancia: ¿cómo ayudarles?

Tener terrores nocturnospesadillas en la infancia de manera esporádica, puede ser normal. Con estas técnicas podremos ayudar a los niños/as a controlarlas y favorecer un sueño más agradable.

¿En qué se diferencia los terrores nocturnos y las pesadillas?

Los terrores nocturnos y las pesadillas no son lo mismo. Ambos forman parte de las “parasomnias” y suelen aparecer durante el desarrollo normal de los niños. En la mayoría de los casos, estos episodios son normales y desaparecen con el tiempo.

Las pesadillas son episodios desagradables y angustiosos que suelen producirse durante la fase REM del sueño. Generalmente durante el último tercio del sueño. Cuando un niño sufre una pesadilla, se despierta y puede recordar algunos detalles. Produce sentimientos de terror, miedo, angustia y ansiedad.

En cambio, si un niño/a sufre un terror nocturno sigue durmiendo. Suelen tener lugar durante la primera parte del sueño, en su fase No-REM. Son episodios breves pero de autentico terror, durante los que el niño/a puede gritar de manera súbita. Generalmente sus ojos están abiertos, pero mirando fijamente y desenfocados, sigue durmiendo. A diferencia de las pesadillas, el menor no recordará nada a la mañana siguiente.

Si observamos que estos episodios son muy llamativos y frecuentes, será necesario acudir a un especialista para descartar epilepsia u otros trastornos. En algunos casos será necesario realizar un estudio del sueño.

Si sufren pesadillas, ¿cómo les ayudamos?

Si tu hijo/a tiene una pesadilla, acude en su ayuda para consolarlo. Puedes intentar despertarle suavemente con palabras de cariño y caricias. No ayudará a decirles que son tontos por estar asustados, pero sí decirles que el sueño no es real y que están a salvo.

Evita preguntarle por qué es lo que ha soñado, puede reforzarle el miedo. En cambio si te explica lo que le ha pasado, puedes ridiculizar esa pesadilla o su causante. Un monstruo de seis cabezas, un dragón disfrazado… reirse juntos puede ser una buena terapia.

Si presenta la misma pesadilla una y otra vez, puedes intentar descubrir qué la está provocando. Podría ser un juego, un programa de televisión, un juguete… Si averiguas la causa, puedes intentar detenerla.

La mayoría de pesadillas, suceden y ya está. En cambio otras pueden causarle estrés o trauma. Si son muy frecuentes o inquietantes, puedes comentarlo con el/la médico.

Y frente a los terrores nocturnos, ¿qué hacemos?

Hay más probabilidad de tener terrores nocturnos durante épocas de estrés, de malos hábitos de sueño, de enfermedad o junto con fiebre. Cuando sepamos diferenciar entre los terrores nocturnos y las pesadillas, sabremos como actuar en cada casa.

Los terrores nocturnos son más llamativos, pero tendremos que actuar de diferente manera.

Lo primero que podemos hacer será acercarnos con suavidad, sin hablar con él simplemente para evitar que pueda hacerse daño. No tenemos que despertarlo y sobretodo, deberemos mantener la calma. En definitiva, no tenemos que intervenir ya que podría empeorar la situación. Tras finalizar el episodio, volveremos a acostarlo y a darle un beso de buenas noches. Además, si alguna persona cuida de tu hijo, infórmale de estos episodios.

Y recuerda que si estos episodios son bastante largos y perduran en el tiempo, consulta con tu médico.

Puedes consultar en Clínicas Neural sobre estos episodios, recuerda que tenemos un equipo formado por especialistas de diferentes ámbitos para ayudarte.

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